Luis Erick Renoud

Cuando el cerebro le ganó al Corazón

 

Ahora mi destino es pensarte,
cuando cae la noche y llega tarde.
No intento darte más reproche duele cada mañana y por las madrugadas arde. 

Arduos son los días sin tus besos, sin tus sueños.
Sin tu mirada ni tu figura embarrada a mi cuerpo.
No intento olvidarte aún que trate de no pensarte mi corazón lucha por no mencionarte, pero esta vez el cerebro te busca ordenando a la sangre rastrear te, una recompensa por tu risas, por el aroma de tu nalga o inclusive de tus ingles.

Melómano de la melodia de tu tracto de cada ronquido de cada gemido que emitías en el orgasmo.

Mis brazos ejercitados son más fibroso y fuertes pero de que sirven si no pueden sostener te?
Se que debemos ser fuertes que pronto volveré a verte que esto es un escarmiento por no complacerte como mereces.
Esfuerzo  no es nada, el dolor y la tortura no se comparan, con lo que siento ahora que escribo estás palabras desde el fondo de mi alma, amada mía tu eres mi más grande maravilla, a pesar de que eres mía seguiré cada día escribiendo una guía de cómo despertar y mirar tus pupilas sin que sea en mis fantasías; si no en nuestro estanque de mágicas aguas cristalinas donde construiremos un Pharo más bello que el de Alejandría.