Rodrigo A. Alvarenga

El gran problema

¿Quién más guardaría,

en su cartera, gelatina?

¿Quién más creería en leyendas antiguas y ridículas?

 

Timbre singular que acaba con mis pesadillas,

caminar descoordinado que me atrapa sin darse prisa,

decime,

¿con qué otros ojos me perdería?

 

¿Qué otro descanso habría sin tu sonrisa?

 

Sos todo lo que quiero

y lo que nunca tendré en mi vida.

 

Sé lo fácil que sería.

Encontrar otro sol,

escapar de la fantasía,

bañarme con sus rayos,

salir de tu vida…

 

Pero,

cuando veo las estrellas,

estás en cada una de ellas.  

Y ese, 

mi querida amiga, 

es el gran problema.