Sonoras melodías cadenciosas,
se escuchan escondidas entre ramas,
son cantos amorosos insinuantes,
que buscan deslumbrar con sus baladas.
Es pájaro de pardas vestiduras,
un macho trovador de las montañas,
clarín de inigualable picardía
dejando en cada nota su proclama.
Su música se escucha en el verano,
arpegios que provocan sus alianzas
y nacen los pichones en sus nidos,
señal de perfección llena de magia.
El hombre necesita siempre lluvia,
el canto del yigüirro la prepara,
el cielo complaciente la desprende,
logrando la frescura con sus aguas.
Artista de abolengo celestial,
no envidia la fineza de las arpas,
pues tiene repertorio inigualable
capaz de amenizar en el nirvana.
Es ave nacional de Costa Rica,
descrita por personas deslumbradas
que optaron por dejarlo como/ símbolo,
un acto que merece la alabanza.
Fabio Robles