Alabama Selva

Hoy voy a escribirte el Ășltimo poema

 

 

 

Mi último poema es el final de un delirio. El drama ha terminado con esta última lágrima y este último trago. Recojo mis cosas con ganas de llorar bajo la piel. Me llevo mi amor ahogado en ese llanto y en la pluma sin tinta que con tanta pasión escribió estos poemas. Dieciocho poemas de amor.

Escribiré ahora sobre un aire limpio donde no pueda volar el desencanto. No más amores desgraciados. No más egoísmo disfrazado. No más mentiras sembradas dentro de este corazón cansado, pues son ahora tus flechas veneno para otro arco.

Fue intenso volar contigo, en ese juguete roto de tus demonios. Trigo limpio fue mi regalo para un bosque calcinado.

Una palabra no describe el resumen de un lamento, pero nos da el aliento para desenmascararlo. Gracias, poesía, por dejarme llorar en tus brazos. Te estaré agradecida por cederme tu espacio en blanco.

Dejo mi luna encendida porque volveré con mi luz de estrella, ahora fundida, que reclama un cielo de paso. Tú, sigue conquistando tinieblas que te impidan ver los astros. Víctima del amor errado, buscarás ese que te adule y te arrulle pero que sólo abriga un rato. No encontrarás a tu musa entre esa hojarasca de mujeres, nada que valga la pena, ni lo suficiente, para acabar tu novela erótica y mucho menos romántica.

¿Porque es tu amor tan egoísta y castigador? ¿Por qué destruyes lo logrado, desafías a mi valentía y me matas tan despacio?

Como aquel antihéroe que aún no está creado. Un hermoso héroe byroniano incapaz de pedir perdón. Amputado para dar abrazos, de soberbia generosa y de vanidad contagiado.

Tengo un serio problema porque aun así te amo. De esto se trataba esta historia, de no rendirse y sobrevivir al fracaso.

Y ahora tú me haces cerrar esta puerta y voy forzada a dar el portazo; así que dime si la dejo cerrada o lo piensas mejor y la abro.