Diego Nicolás García Contreras

Perro desagradecido (5)

Puerta abierta.

Salen los lamidos de madre 

los abrazos incomprendidos.
 

Quedan los golpes en medio de la noche,  las miradas sin preguntas,

la humildad de los heridos.
 

El golpe en medio de la noche,

el grito a primera mañana. 

Tu mirada sin voces.

Quedan esos sitios.
 

Se van a lugares insospechados. 

se transforman.
 

Y allí nuevamente, 

yacen en la vereda, los dolidos.

Los karmas de cada ser alterado.
 

Los errabundos espíritus.

Que vivos buscan en la pipa, 

El por qué de su realidad tan macabra. 

La imposibilidad de torcer mano al destino. 

Al ínfimo camino al que se apegan.

A la luz sin un ritmo definido, 

A cada ventisca en que dios les habla.

Parece tan sagrada 

Y a la vez tan pagana
por sus propios pensamientos.

Tan llena de incomprensión 

De ternura en cascadas, absurda ironía.

Pero mi mente es una piedra que no moja su centro 

Una tela de araña en donde solo vivo yo.

Y que atrapa a la arrogancia.

Pero mi corazón es espuma que alberga todos los males del mundo, 

Es envidia,

Que sella para construirse en el invierno.

En el infierno de un perro desagradecido. 

Ser mitológico que ríe de tristezas múltiples 

y pulgas sin dormir.