Yamila Valenzuela

Forjar (realidades)

 

 

 

Ella se forjó; desde su inocencia de niña

de la pesca, del rocío

del aceite de maquinaria pesada

de tornillos sueltos.

 

De sus sueños cuajados

en su mar, en sus vientos

de agua de río, donde la confianza crecía

donde el dolor no existía.

 

Del aserrín de la madera

de los brazos de su madre

de los cuentos de la abuela

de la selva y sus cantares.

 

Se forjó; de la tierra y la hierba                                                                           

de un oasis de paz y alegría

de almas buenas

llevando en su centro la fe asida.

 

Como un eco que resuena

para guiar almas perdidas

hacía donde se cuecen las ganas

de erradicar del mundo las penas.

 

Amasando una a una

todas las nostalgias

para que con un abracadabra

la felicidad se expanda.

 

En ojos que miren

con ternura y cortesía

con honestidad y tolerancia

y al amor cuiden.

 

En manos que sean tibias

 que le hablen, que acaricien

a los espíritus que se encuentran

buscando ese blanco hilo.

 

De donde la paz cuelga

con canto de mirlo

y sonrisas frescas

donde podamos unirnos.

 

Se forjó; de la nostalgia, de lágrimas quedas

en su almohada y el silencio

del dolor intenso

de la angustia que en su corazón ardiera.

 

Pero de su soledad aprendió

a ser su propio brasero

porque ella se forjó

de muchos te quiero.

 

Yamila.