Eduardo A De Nobrega F

Una ciudad que me habitaba

Habito furtivo en su vientre tranquilo

Repiro fuerte y entrecortado desde este anonimato

Mi pecho arde

Y la ciudad reposa

 

Salgo jadeante, fauses abiertas,

Ojos que deboran, palabras que se desvanecen

Salgo

Pero la ciudad parsimoniosa me engulle

Inerte

 

Peleo entre telarañas y tormentas de arena

Me exhalto

Pero solo alucino

Y la ciudad afuera, paciente, me deja

Me deja con mis malas intenciones

Me deja con mis malos habitos

Me deja con el tiempo que poco a poco me digiere