A. Martinez

Ese día.

 

Ya ves,
descubrirlo todo
no fue tan difícil,
abrir el corazón
y hablarnos sin cuidados,
sin preservar secretos
ni negarnos caricias.

 

Tan cercanos,
que tocaba mi aliento
lo mejor de tu sonrisa,
y el perfume
enredado en tu cabello,
le iba arrancando
el color a mi camisa.

 

Viéndote allí como
siempre te supe,
cuando tu voz
descargaba ternura
en el interior de las palabras,
donde sin decir el amor,
todo se presentía.

 

Hemos aplastado distancias
al ritmo de la prisa,
jugándonos los días
desafiando quehaceres,
contando los besos
que nos han faltado,
para arañarle al tiempo
unos minutos más de su pericia.

 

Cellando nuestras bocas
codiciosas,
vadeando la serenidad
para atrapar los sueños,
cargando anhelos,
en mochilas cosidas
con hilos firmes y delgados,
hechos con nuestras
propias manos.

 

Te digo hoy,
despues de haber
asoleado juntas
las primeras miradas,
que no hizo falta
prometemos nada,
que nosotros somos,
lo que ya éramos
antes de que comenzara ése día.

 

Eduardo A. Bello Martinez
Copyright © 2019