Luis Manuel Castro

Así sin más

Así sin más.

A la distancia de los días de antaño te veo extinguir entre la niebla, misma que me hizo desaparecer de aquellos planes enmarañados tuyos para siempre. Lo bueno de todo esto es que al final del camino encontrarás, como yo encontré, un bello cielo azul que te pertenecerá y al que pertenecerás y entonces, aquella experiencia que tanto anhelamos, me refiero a la felicidad, vendrá hacia nosotros a su debido tiempo.

Desde que te adentraste en tu sendero ya no te volví a ver, consciente que desde aquel momento dejé de ser parte de tu vida y me hiere la certeza que mis ojos jamás te encontrarán de nuevo.

Mientras te alejabas tenía la esperanza de que te voltearías para verme por última vez, pero tú no deseabas lo mismo y aunque hubieras conocido mi querer no me habrías complacido. ¡No sabes cuánto deseaba ver tus ojos por última vez! Pero, así sin más, te fuiste: sin decir adiós; dejando, en mi mundo fragmentado, un gran vacío existencial, un sabor amargo a desilusión, a incomprensión y la terrible sensación de encontrarme perdido, sin motivos lógicos para seguir solo con la vida que iniciamos juntos y que abandonaste para siempre.

Si, ¡no sabes cuánto hubiera dado por que te giraras hacia mí por última vez! Talvez hubiese sido tu forma de verme el presagio de todo el sufrimiento que me sobrevendría, pero al menos me habría dado tiempo para preparar mi espíritu de tal forma que al enfrentarme a aquella circunstancia mi alma no se habría quebrantado tanto, pero, para mi mal, no te volteaste.

Ha pasado tiempo ya, pero ¡cómo sufrí! Y en el fondo existen ciertas heridas que aún no sanan y no sabes lo difícil que es “empezar a sentirse desgraciado”.