AL SOCAIRE DE LA FUERZA
Remando contracorriente
la barcaza se desliza,
sorteando los envites
de la fuerza que la frena.
La pasión desenfrenada,
del empeño que la impele,
va rompiendo las defensas
de la estructura que merma
y en su tozudez se entrega,
al poder que la contiene.
Rimero de bellas perlas
ensartadas en las sienes,
que blanquecinas desprenden
la experiencia que contienen.
Y adornando la cabeza,
son más pura fortaleza,
que efímeras existencias.
Así se desliza el eco,
de lo que la vida enseña.
En la tumultuosa senda
sembrada de controversias,
se abre camino entre alientos
el amor y sus querellas.
Empuja la ignota fuerza
de las sabias experiencias,
que dejan nítidas huellas,
cinceladas en las carnes,
en la mente y sus trincheras.
En el rocío las hojas,
que soportan su belleza.
Su cristalina visión,
llena las vacías carencias
y su pequeña existencia,
da a su condición grandeza.
La mirada se disuelve,
con su prístina pureza
y se nutren los sentidos,
de su hermosura sincera.
Rema el Sol contracorriente,
para vencer las tinieblas
y el reflejo de su rostro,
su enojo radiante muestra.
Destellos entre las sombras,
como sabios despertares
en febriles duermevelas
y siniestras letanías,
entre melodías bellas.
Clarines que anuncian ecos,
de otros caminos y sendas,
de senderos sin rastrojos,
que nublen la inteligencia.
Orquestadas emociones,
derramándose sinceras
y amores que van llegando,
en barcazas de belleza.
A.L.
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06/12/2019