Xabier Abando

Tarde, pero naciste.

 

Celosos de tu luz resplandeciente,

los dioses te tuvieron retenida,

causando un gran retraso en tu venida

al mundo, que esperaba ya impaciente.

 

No hicieron que nacieras de la espuma,

como otra Venus que perdió los brazos;

entera y bella tú, de arriba a abajo,

de parto natural y digna cuna,

 

naciste al fin y daba gloria verte;

hasta hace poco tiempo, sin embargo,

mis ojos no tuvieron esa suerte.

 

Hoy puedo celebrar tu aniversario,

y hacer fervientes votos para verte

cumplir, en plena forma, muchos años.

 

© Xabier Abando, 30/11/2019