Emmanuel B.

CUESTA RECORDARLO

La soledad me encontró fumando en el patio de atrás y curiosamente decidimos comenzar a vivir en paz, juntos y sin nada para reprochar.
Me recriminaba el rechazo inminente y consecuente, que tras de sus noches mi vida se deslizaba hacia un día de roces, lacerando cada una de tus imágenes, mellando uno a uno cada rastro de felicidad encontrado por culpa tuya.
Cuando terminó me dijo muy sonriente: –No volverás a sufrir por algún recuerdo de ella–.
Y ahora trato día a día de reconstruí tus pedazos para poder darte el entierro adecuado y así poder darle fin al encuentro de este par de alejados.