Carlos Roman Ramirez

Mañana...

será otro día de esos de ponerme viejo,

inútil con puros deseos retornar

a lo desaparecido o figurar

juventud frente al espejo

como si fuera acaso una escampada

del tiempo llovido.

Mañana será otro día de hacerme viejo,

veinticuatro horas, mil cuatrocientos

cuarenta minutos de latidos acompasados,

sin demora, igual al día anterior

y al de antes y al de antes...

vendaval que doblega, reloj de cuerda

larga, extinción de cirio.

Y pienso...

¿de dónde vinimos y a dónde vamos,

somos acaso ineptos creadores del laberinto

en que se nos va la existencia?

Aurora rutilante proclama el fausto

nacimiento con sonoro tambor platino,

sin embargo nos vamos envolviendo

en madeja interminable,

despojo de conciencia, fuego fatuo

calcinando el maderaje divino.

Y pienso...

hay que cuidarse de ráfagas decembrinas,

entre frío del padre tiempo

y calor de llamas paganas todo se agolpa,

se agolpa, no sabemos cuántos minutos

tendrá mañana...

más que cuidarse, purificarse

antes que se extinga el cirio.