Freddy Kalvo

Un Mundo de Mentira

Mis ojos se abren y aceptan la luz que el sol irradia.

Mi corazón palpita y la sangre corre hasta la punta de mis dedos.

Sé dónde estoy porque la planta de mis pies siente la tierra.

Me alisto para salir…

Antes de mover el pasador de mi puerta y abrir pienso en el mundo que está afuera,

Mundo lleno de verdades que son miles de mentiras.

Mi reloj ya marca la hora de salir. Un reloj puesto en mi muñeca que sabe marcar el tiempo pero lastimosamente no sabe cambiarlos.

Pienso…

Allá afuera en el mundo de verdad, nadie perdona a nadie. En el mundo de verdad, los políticos trabajan para comprar los forros de sus camas, mesas para contar el dinero, luces fuertes para iluminar las oscuridades que hay en sus casas y que no se noten las negruras…candados inteligentes que dejan entrar los beneficios más no los dejan salir…perros astutos que reportan a los intrusos y muerden al que lleva olor a integridad…

En el mundo de verdad, los hijos anhelan un abrazo de su padre que perece por sus errores tras una reja que sarcásticamente le permite ver la libertad más no le permite sentirla.

En el mundo real, el corazón de una madre no es tan bueno como para nunca abandonar a sus hijos dentro de esas cosas donde suele colocarse la basura y…a veces un par de cosas un poco más valiosas…

En el mundo real, los disparos suenan para que los latidos se detengan tendidos sobre el pavimento y el llanto se escuche bajo los techos llenos de luto.

Vuelvo a ver mi reloj, y le pregunto… ¿Por qué no puede cambiar los tiempos? Solamente me contesta que se me está haciendo tarde. Así que tomo el pasador y abro despacio, el hilo de luz entra por el corredor de la casa mientras abro la puerta. Me decido y me lleno de mentiras, que apelmazo en mis pensamientos para formar un nuevo mundo.

En el mundo de la mentira, todos los padres aman a sus hijos.

En el mundo de mentira, los políticos trabajan para destruir a los perros que atacan a los íntegros, saben dormir tanto en petates como en colchones, son astutos zorros que rastrean la injusticia hasta encontrarla y desgarrarla entre sus fauces incansables.

En el mundo de mentira, los niños corren pero no de miedo sino de alegría.

En el mundo de mentira, todos se perdonan.

Ahora sí, abrí la puerta completamente y tengo el valor para poner un pie afuera y caminar.

Y no es que le tenga miedo a la verdad, es más, voy decidido a destruirla.

Di un paso, ahora doy el siguiente y caminaré incansablemente hasta que el mundo de mentira destruya a ese mundo de verdad.

Regresaré por la noche a mi casa, pondré mi reloj sobre la mesa de noche y le diré que a diferencia de él…yo si pude cambiar los tiempos.

 

Escrito por: Freddy Kalvo Jr.