ADANS BECMAN

EL VIOLÍN DEL ALMA...

Un violín suena

en la tarde dormida

se desgája una lágrima

y un suspiro que se tira

caminamos por los campos

llenos de entretejido follaje

suena a los lejos

el agua de una fuente

que vibran sus notas

cuando el agua cae

en el suave cristal

hasta el sol se mira

las huellas cansadas

de los eternos caminos

quedan grabadas

en mentes de campesinos

¡ quien pudiera vivir

al lado de esa fuente

escuchando el dulce violín...!

Las zarzas llenas de moras

colgando en la alacena

los suspiros del viento

el camino serpentéa

y el corazón se recrea

en lo alto del firmamento

fogoso el día

quema hasta el aliento

de la alondra en su cantar

palidéce hasta el desierto

este paisaje que se lleva

dentro, muy dentro

entre las entretelas del alma

guardo su mirada un momento

lleno de zarzas, piedras y espinas

yo recuerdo, este camino blanco

cardos, arena y siléncio

y me paro a la sombra

a escuchar los acordes

de ese bello instrumento

ese violín del alma

que quema hasta el aliento...

Y el suave ruido del agua

en mis sienes caracolea

en la fuente del camino

de ese camino que lleva

por la senda del viento

mas allá de las estrellas,

mirando el cielo azul

la fuente ríe y canta

como si tubiéra

ese violín en la garganta

ese violín que suena

ese violín del alma...

 

SI YO TE LLAMO Y VIENES...

 

Si yo te llamo y vienes

pongo un beso

en la comisura de tus labios

frescos, siempre frescos

y sonríen entre las ramas

los florecidos cerezos

 

travesuras del alma

que suspira en siléncio

entre las nieves doradas

doradas de tu pelo

 

pasa mi soledad y descansa

de la vida y su ajetreo

en el cielo azul te tus ojos

te miro y me recreo

 

tus manos entre las mías

suaves como terciopelo

son mis rosas encendías

que yo cuido con esmero

 

látigos de amor

en mi honda fantasía

yo me miro en tus ojos

y veo amanecer el día

 

entre los amarillentos rastrójos

se esconden las penas mías

que se posan en tus labios

y quedan derretídas

 

en la música suave

de tu garganta tan fina

olorosas las notas

de canto de golondrinas

 

ya se duerme la tarde

las luces están ya encendidas

en el pálido horizonte

hace sombra hasta el monte

 

pero suena en la lejanía

un violín y una fuente

llena de gotas divinas

de ese violín del alma

 

que tocará eternamente...

Cuando yo beso tu frente

tan límpia como el cristal

allí sus notas permanecen...

 

En mi cantar...