Kanade

Abstinencia

¿Alguna vez sentiste esa necesidad -o acaso mejor dicho, metanecesidad- de hacer algo que sabés que te va a desgarrar el alma bastante?

A veces me pierdo en mis pensamientos tratando de entender, de buscar una respuesta lógica, científica, algo que me salve un poco. 

No puedo.

Extraño las palabras. La poesía. La música en la voz que la lee en mi cabeza. La sensación. 

Qué error tener versos favoritos. Qué dolor causan, ya sea por extrañarlos en abstinencia o por sucumbir y leerlos. Cómo los amo. Y cómo me hacen mierda. 

Dos lágrimas fugitivas se escurren de la prisión en mi pecho. La guardia está baja, leí algunos versos.

Hace un par de meses que estaba limpia, sin meterme versos de ningún tipo. Eso me mantenía bastante estable, sintiendo lo suficiente, y evitando siempre extremos para salvarme de heridas nuevas.

Pero es una droga fuerte. Y de repente zás, recaída... 

Jaime, José Ángel... Pablo... Julio...

Y cada letra es una puñalada, cicatriz reabierta. En fin...