Ángela Páez A

A mi suerte

 

 

Como llueve en Sevilla, un otoño marrón

Un brisa llena de caos, todas las

palabras que debía decir se marcharon como las 

ganas de marcharme de esta 

triste ciudad vacía, como tantos recuerdos

y anécdotas que contar

Todo al final se va yendo, ¿no? todo retoma

su lugar

Desgraciada esta suerte que baila en las

escaleras de la esperanza de ir 

y hacerlo mejor, pero llega

el día, al día siguiente me refiero, y ni siquiera

un te quiero en la pared, nada.

Solo una inmensidad muda y unos ojos

perplejos

Era lo que temía, tal vez todo

era en un sueño; bajé corriendo desnuda

y sin fe

Hubiera gritado su nombre, pero no lo dijo,

hubiera dado todo esta vez,

pero al doblar la esquina al día después 

no había ruido, y en

lugar de llorarlo y quedarme aquí,

me callé 

Una vez en marzo me vi persiguiendo

a un extraño, y lloré cuando dio

la vuelta,

la historia que siempre cuentan 

a escondidas, ¿No lo ves?,

por eso si ves que llueve en Sevilla es que estoy

recordando su piel, arañando el deseo,

ahogándome lentamente

sin sed.