Le escribo al amor eternamente,
porque en mi mundo, los sueños están latentes
y las noches claras con luna llena,
me llevan directo a tus estrellas,
donde vivo y palpo lo que es el amor,
ese que se sostiene y deja huella,
el que el sol, las rosas y el mar amparó
y la serenidad y la calma sellan.
Le escribo al amor en total libertad;
de campo abierto, libre de querellas,
de horizonte dorado y nubes rosas,
de azules, rojas y coloridas vetas,
de pensamientos eternos y sabios,
que no permiten que se abran grietas;
le escribo a ese amor impoluto y ancho
donde a la perfidia se les sesga.
y se deja penetrar la brisa fresca,
con esos aromas que al alma llenan
y permiten el cantar y el soñar,
con tiernos te amo que alimentan.
Intento no escribir del amor las penas,
por mucho que él se dé la vuelta;
hay que levantar la frente y armar un futuro,
donde esos dolorosos pesares no cuentan.
Esa es mi naturaleza, el amor por sobre las barreras,
por sobre los intentos de diezmar el alma,
de la alevosía, la maldad y la destreza de la malicia;
por eso, mi corazón palpita a tu lado lleno de alegría.
Le escribo al amor con el calor que me trae tu alma,
en cestas de luz llenas de tus palabras, y de este amor
que en nosotros se mantiene y porfía.
Le escribo al amor, en una gran algarabía.
Yamila.