Caer a tus pies nunca estuvo tan alto.
Caer a tus pies era llegar al límite de mi insensatez.
Caer a tus pies resultó tentador.
Caer a tus pies nos funcionó.
Nos mezclamos como acuarelas aquella noche. Tus labios se deshacía en los míos y entramos en una guerra mutua por obtener el placer anhelado.
Tus manos apretando mis senos en busca de un apego, las mías rasguñando tu espalda buscando aun más unión.
No podría describir las batallas que libramos en medio del sexo sólo por el hecho de que no se si el haberlas ganado en el clímax, nos hace menos guerreros.
Caer a tus pies, en tus mano o en tus encantos jamás estuvo tan alto como el punto que tocamos al llegar al orgasmo.
Caer a tus pies, o tu a los míos... Que importa ya, si aqui estamos, al borde del vacío.