Mr Ed

Indigente

Un aire gélido     

golpeó mi rostro,

invadió mi cuerpo

atravesó mi carne.

Caló mis huesos,

congeló mi alma,

obnubiló mi mente

despertó mi sueño

invernó mi hambre.

 

Y una luz blanca

mostró su imagen,

quiso acompañarme

se quedó un momento

calentó mi alma,

absorbió mi pena,

pudo rescatarme.

Me tomó alegre,

me llevó desnudo.

 

Partí en silencio

como vine al mundo,

solo, abandonado

bajo las estrellas

en un mes de julio,

en paz con la tierra

dejando a resguardo

mi cuerpo cansado

de esperar en vano.