Antes de escribir letra alguna...
quiero que sepa que mi agonía
era tal, que si no escribía...
sentiría como si encadenaran mi alma.
Es una locura.
Un peligro.
¡Por Dios, lo sé!
Sin embargo...
Lo extraño, como si ya su piel,
hubiera rozado la mía.
Lo necesito, como si mis pulmones
ya hubieran aspirado su aroma.
Lo quiero, lo quiero tanto que duele,
y al mismo tiempo...
sé que sin usted mi espera moriría,
porque lo espero...
como si me hubiera dicho que vendrá a verme,
como si usted también se muriera
por verse en el espejo de mis ojos y por amar mi cuerpo y mi mente al desnudo.
Pero...
no es así.
Porque tengo pánico
y usted tiene miedo...
miedo a sentir, a necesitarme para vivir,
y yo, aún sintiendo eso,
estaría dispuesta a todo,
mas sé que usted, no.
Quizá porque...
a pesar de sus ansias por tenerme,
sabe ser fuerte, obligarse a vivir sin mi y alejarse por mi bien, por su bien.
Pero quiero que sepa,
que sí lo acepto y le doy las gracias.
Porque sé que no es fácil.
Porque siento su pena llegando hasta mi.
Sabe, yo odio las promesas,
no imagina de qué manera...
mas le haré una sola
y quiero que la sienta en cada letra
de ésta carta:
Le prometo vivir por usted,
por el amor que ha despertado en mi.
No voy a morir a ésta sensación
en mi alma...
ni a la inspiración
que su voz me genera incitándome, y a la vez, dándome calma.
No, no diga nada.
No me responda.
Guarde está carta
que le escribo desde el mar que es mi alma.
Déjeme amarlo, amarlo a mi manera.
Ser su mujer increíble, la de sus fantasías,
su devota y ardiente poetisa.
De: Diana Janeth Reyes Diáz.
( Diana Reydz )
Publicado el 24/10/19
12:42pm
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