V

Tiempo

Sólo alcanzó a oír el grito desgarrador que conmovió sus entrañas. Subió rápido y se encontró con el cuerpo inerte. De golpe buscó en la calle una respuesta y corrió tanto que se le secó el entendimiento. Luego, sin recordar por qué, lloró mientras intentaba saber quién era. Descubrió que la ignorancia es perfecta cuando se combate contra ella y pierde. Supo también que la única forma de recuperar lo perdido era olvidarse de ello. Así, caminó de nuevo a casa. Subió tranquilo las escaleras y aunque el cuerpo ya no estaba, no le importó. Tomó la última esperanza que tenía y la arrojó tan lejos que creyó no recuperarla. Cerró los ojos y sonrió. Su sonrisa no se desvaneció porque volvió a ser lo que realmente era, lo que jamás había sido.