Lucy Quaglia

Una voz

Una voz que se alarga

Y palabras hermosas

Se van dando la mano

Como mariposas

Volando en el cacho

De una tarjetita

Coqueta y sonriente

Con la letra amiga

Querida y lejana

De Carlos y Vicky

De acá a la mañana,

Desde allá hace mucho

Cruzándole al viento

Los cuentos de estrellas

Que brillan lejanas

Y te traen locas

Sueños y esperanzas

Mientras te comés

Las uñas, los dedos,

La mano, el sobrero,

Y hasta la comida

Tan mal preparada.

Una voz que plasma

Con cuatro palabras

Esa anochecida

Con mate y bombilla,

Con yerba y azúcar,

Con agua caliente

En la ronda amiga

De caras sonrientes,

Maduras, valientes,

Que gritan y aplauden,

Pegan y acarician,

Jugando dormidas,

Mientras que en la olla

Quedan aburridas

La papa y cebolla,

Dentro del puchero,

La hormiga en el pelo,

El  trapo, el ropero,

Jilgueros, suspiros,

Caminos de arroyos,

Lagos, lamparitas,

Carpas que no saben

Buscarte, quererte,

Van sin conocerte,

Quieren asomarse

Sin querer perderte,

Pueden esconderse

En vidas alegres,

Sin querer saberlos

Cercanos, lejanos,

Creen encontrarlos

Sin ir a buscarlos

Ni saber sus penas,

No les dicen nada

Buscando un alivio

En grandes quimeras.

Trasnochadas locas

Que tejen un tul

De cosas que pasan

Trayendo un recuerdo

De las que se fueron

O las que se irían

Cerca del olvido

Del tiempo de antaño,

El paso perdido

Con la luna loca

De la guitarreada.

Un poncho de hilachas

No solo se anuda 

Sobre la garganta,

También se hace sueño

Volándose al viento

Junto a algún fogón

Con gente muy joven

Que mira a la noche

Sin miedo en la nada

Porque saben bien

(O creen saber)

Que después de un tiempo

Despuntará el alba,

Bulla de energía

Bien organizada,

Camaradería,

Bronca y alegría

Toda amontonada.