Ma. Gloria Carreón Zapata.

TODO TIENE UNA RAZÓN DE SER.

 

 

 

Esteban recibió una llamada esa mañana en que se preparaba para dirigirse a su trabajo.

--Hola Esteban--

--Soy Lety la vecina de tus padres, solo te llamo para decirte que tu padre se acaba de escapar de la residencia de ancianos—

Sintió un nudo en la garganta, se trataba de su progenitor y él no era quien para juzgarlo, pero, ése hombre no le inspiraba una pizca de compasión. Sintió tanta rabia sólo de escuchar el nombre de su padre.

--Lo siento señora Lety, no deseo saber nada de ese hombre, en la vida cada quien tiene lo que se merece, y nada puedo hacer por él, lo siento y le agradezco la información—

Después de colgar se recargó en la puerta de la habitación para recordar el infierno en que habían vivido sus hermanos, su madre y él, víctimas de tanta crueldad.

Las imágenes desfilaron por su mente recordando aquel trágico día en que su padre asesinó a su madre.

--Lo siento, su madre ha muerto debido a una conmoción cerebral— Dijo el doctor.

José Ramón después de haber sido sentenciado a doce años de cárcel por homicidio con agravantes (premeditación, alevosía, traición y ventaja), estaba libre después de haber cumplido su larga condena. Sus hijos nada querían saber de él.

Sus hermanos se habían encargado de los gastos de abogado y lo habían internado en la residencia de ancianos, por no hacerse cargo de él. José Ramón se había escapado y deambulaba por toda la ciudad buscando su alimento entre la basura. Las personas que lo veían se condolían de él y le regalaban algún bote de refresco, agua o algo de dinero, era su forma de sobrevivir.

La vida había sido benévola con él, años atrás, fue dueño de un inmenso rancho, aparte había amasado una gran fortuna. Misma que derrochó en mujeres que lo buscaban solo por su dinero ya que tenía fama de ser muy esplendido con ellas. “generosidad” que lo llevó a la ruina. Pero con sus cinco hijos y su esposa había sido miserable y ruin, aparte de violento.
Antes de abordar el metro Esteban compró el periódico para leer las noticias del día. Lo primero que leyó fue:

“Multarán en CDMX a quien abandone personas de tercera edad”.

Los hijos no somos nadie para juzgar, pensó, pero hay muchos que no solo porque nos engendraron merecen ser llamados padres.

Antes de multar a alguien las autoridades deberían investigar quienes fueron o que hicieron esos hombres que hoy deambulan por las calles que ni su familia se conduele de ellos.

Aventó el periódico y se dispuso a bajar del metro para dirigirse a su trabajo donde laboraba desde los trece años.
Se esforzaba para brindarle a su familia todo lo que a él y a sus hermanos les había sido negado.

A pesar de que habían sido niños bien, su padre les negó hasta el cariño. Hoy la vida se encargaba de cobrar con creces tanta perversidad.

 

 

Autora: Ma Gloria Carreón Zapata.
Imagen tomada de Google.