arturo maldonador

¡JARDÍN DE FLORES!

<!-- /* Font Definitions */ @font-face {font-family:"Arial Narrow"; panose-1:2 11 5 6 2 2 2 3 2 4; mso-font-charset:0; mso-generic-font-family:swiss; mso-font-pitch:variable; mso-font-signature:647 0 0 0 159 0;} /* Style Definitions */ p.MsoNormal, li.MsoNormal, div.MsoNormal {mso-style-parent:""; margin:0cm; margin-bottom:.0001pt; mso-pagination:widow-orphan; font-size:12.0pt; font-family:"Times New Roman"; mso-fareast-font-family:"Times New Roman";} p.ecxmsonormal, li.ecxmsonormal, div.ecxmsonormal {mso-style-name:ecxmsonormal; mso-margin-top-alt:auto; margin-right:0cm; mso-margin-bottom-alt:auto; margin-left:0cm; mso-pagination:widow-orphan; font-size:12.0pt; font-family:"Times New Roman"; mso-fareast-font-family:"Times New Roman";} @page Section1 {size:612.0pt 792.0pt; margin:70.85pt 3.0cm 70.85pt 3.0cm; mso-header-margin:36.0pt; mso-footer-margin:36.0pt; mso-paper-source:0;} div.Section1 {page:Section1;} -->

¡JARDÍN DE FLORES!  

 Ir hacia el encuentro

es un viaje a tu mundo mágico.

Al jardín florido sembrado

con las flores más bellas.

Su presencia y su perfume

el alma dulcifica.

 

Cada una

es parte de tu cuerpo,

todas juntas,

un ramo de flores.

 

Las rojas rosas,

tu apasionada boca

que su néctar destila

al saborear

la dulzura de tus besos.

 

Las coronas de tus senos,

dos botones de jazmines

que tiemblan al sentir

la caricia del contacto

con las yemas de mis dedos

y de los que fluyen

el sutil aroma del deseo.

 Tu vientre,

lantanas extendidas

como playa

donde descansa mi cabeza,

gozando tu tibieza y suavidad.

 

El bosque,

 que guarda tu venero

un prado de suave pastizal,

que se inclina y se acuesta

a mi paso.

 

El manantial de vida,

rodeado de oscuros montes encrestados.

Sus cimas salpicadas en  tonos de  color café.

Y conforme se avanza

a sus profundidades

se tiñen de tonalidades

rosáceas y rojizas.

 

El volcán del amor,

resguarda la entrada.

Al contacto

con diferentes partes

de mi piel,

humea y se despierta.

Se torna

una montaña viva,

de erupción creciente

cuya lava se vierte

en mi naturaleza.

 

Cada uno de tus muslos,

una gardenia

por su olor

y la tersura

de su epidermis.

Entre ellas hago posada

y el frío corre de mi lado

al sentir su abrazo en mi cuerpo.

 

Tus brazos,

ramas de abedul

que se flexan

para enlazar mi espalda.

Me conectan con tu pecho.

Y tus senos

siento como pulsan

y la vida se transporta

 por tus arterias y tus venas.

 

Dos capullos de loto,

en la turgencia de tus pechos.

Cada mano cubre a uno de ellos.

Nidos que me llaman

a anidarlos con mi boca

y con mis manos.

 

Visitar cada ocasión a tu jardín,

es una experiencia

que nos acerca a lo divino

y nos conduce al camino del amor.

 

Energía del universo

que se despierta,

cuando el jardinero

visita a su jardín.
EL POETA DEL AMOR.