alupego (Ángel L. Pérez)

CORAZÓN QUE SE ABRE

CORAZÓN QUE SE ABRE

Se van marchando
como un rimero.
Rosario cuyas cuentas
van cayendo, una a una,
como las hojas,
que el gris otoño arranca.
Como tibias lágrimas
rodando en las mejillas.
Una sucesión de pesadillas,
que a la quietud alcanza.

Corazón que se afana
en darlo todo
y en cada latido se derrama,
sin odio ni codicia.
Sin freno se deslizan,
como traviesas gotas,
temores y alegrías.
La desazón,
que la pena provoca,
llegando de puntillas,
a escondidas se acopla,
en la razón sencilla.

Vertebrado el amor
que siendo unívoco,
en otro se acuclilla.
Cada fragmento un todo,
uniendo el Universo
en su amalgama.
Temblor que rima y ama,
entre sonetos,
versando con la vida.
Rumor de tiernas voces
que al vacío acarician.

Se fueron yendo
cargadas y ahítas
sus mochilas.
Pesado fardo inmenso,
a lomos de la prisa,
sobre el azul intenso
de la cruel pesadilla.
Como cuentas que saltan
las repetidas risas
y un carrusel de nombres,
que sin nombrar se alinean.
En sus cofres de sueños
verdades y mentiras
y un sudor que recorre,
las frentes indecisas.

Se van quedando
sobre la etérea alfombra
de intranquilas fatigas,
los huesos reposando,
como palomas,
posándose en la brisa.
Un atardecer que se consuela
con el ferviente beso
preñado de caricia
y en una claridad,
sin condiciones,
la sincera sonrisa.
Amor flotando,
sobre el dolor, sin prisa.

Corazón que se abre,
como una rosa viva.
Regalando su aroma,
poco a poco,
sobre la vida misma.
A.L.
http://alupego.blogspot.es
30/09/2019