Andrés Castillo

Muertes

 

“Dime, padre, si en el cementerio
viven los muertos.
Dime, padre, si en los campos yermos,
uno son los dueños
y otros son los siervos.
Dime, padre, si es que yo me muero,
cuando me despierto”.
Luis Eduardo Aute

 

Es una sensación
sin sinónimos
sin descripciones
sin muecas
ni definiciones
la que acecha
segura de su triunfo.

Es una sensación
intermitente
que se aleja
y regresa
con más intensidad
en cada ola
en cada risa
grotesca,
ola de miedo
e impotencia
que viaja punzando mis venas
mis débiles palpitaciones.

Es una sensación
que no se cansa
de arrancarme el valor
para seguir andando,
es sádica
esta sensación
que me acaricia
y me corona
de espinas
lanzando los dados
de mi muerte,
jugando conmigo
al gato hambriento,
me atrapa
como a un pájaro inerte
me sacude
me agrede
sin matarme del todo,
me deja ir
y vuelve al ataque
riendo de rabia.


Nunca sabré
como me siento
desde aquella
tarde de septiembre.

Y ando sin mí
pero ando
buscándome siempre
entre mis muertos.

Esta sensación
es como una muerte nueva
que me recorre el alma
y me deja con más vida,
para seguir muriendo.