Otra vez.
¡Chium!
No pude dormir, me osesioné,
me atreví a atravezar.
Y me fui.
Ya no me vez,
sabes que es así;
Se acaba tu mundo en el mio,
mi mundo en el tuyo, hace frio.
Y entonces permanezco contando las piedras más coloridas al contacto con el agua.
Las sumerjo y luego las saco.
Las seco al sol y deslizo sobre mi piel.
Texturas inefables,
aromas agradables,
canto de piedras.
Cuentos de perlas,
que se precipitan a mezclarse con todas las otras
Cargadas en mi mano.
Cubiertas con manto de energía
Y de ternura,
les he dado el poder de la aparición.
Aprecian mi cariño
Y al revés.
Incluso las lamí un buen rato solo por placer,
Por la experiencia sensitiva de ser e imponer.
El estilo que eríza mi piel,
sin canonizar el arte sutil, de entrever,
de hacerte compañía sin entender nada.
Antes, ahora ni después.