FELINA

PISANDO HUELLAS

PISANDO HUELLAS  

Hoy regreso a la aldea, dejando mi infancia,

con el corazón palpitante, lleno de nostalgia,

por los tiempos que estuve sin verte mi cielo,

por las veces que sentí desgarrarse mi alma.  

No encontré a nadie, todo estaba en calma

y en esa parcela, en la que soñé hacer mi casa,

aún está el árbol, el corazón y la lanza

y sentí ahondarse más la pena en mi alma.  

Los pájaros envejecieron, abandonaron sus nidos,

ya no riela el agua que salpicó mi vestido,

el aire está impregnado de silencio y olvido,

porque nunca tú y yo, estuvimos unidos.  

Desando el camino siguiendo las huellas,

pensando, que quizás no te hayas ido,

pero todo es inútil, son sólo querellas,

estás en mi mente y en tiempos vividos.  

He traído la rosa que me dieras un día,

se ha tornado seca, con pétalos marchitos, l

a guardo en mi diario como ofrenda querida...

ella tiene el tatuaje de aquellos besitos.  

Quise besarla para sentirte cerquita,

al acercar mis labios me clavó su espina,

me sentí celosa, me sentí mezquina,

vi sangrar mi ego por aquella herida.  

Cómo es posible que una flor marchita

conserve tu esencia y el sabor de tus besos,

aquellos que me dieras cuando era muchachita,

con mis quince abriles y sueños traviesos.  

Esta es la continuación de: ¡Salpicaron mis pies y mis enaguas!

Felina