Fermín Medina

Contemplando mi espacio

 

El espíritu nacionalista

la ignorancia y el odio conserva;

es la masa de orgullo egoísta,

que en las razas la rabia incentiva.

 

Que no se halle ese mal en mi canto,

sino que hable como ave viajera,

que contempla este suelo bendito

sin decir lo que fue de esta tierra.

 

En la selva se escucha un rugido:

es Balám que ha encontrado su presa.

¡Admirad al felino dorado

que es un sol de divina pureza!

 

Ahí escucho la voz de las aguas

meneando su espuma y sus peces,

respaldado por ínclitos biomas

y el quetzal destilando sus voces.

 

En aquellas regiones del Itsmo,

hechiceras de atuendos floreados

su brebaje me ofrecen con ánimo,

y se siente el calor en mis dedos.

 

Donde hay colosales cabezas,

me detengo a observar esas sierras,

de cristales cayendo las brisas

y unos ojos de niña morena.

 

Al pisar la ciudad de los ángeles,

enamoran mis ojos las vistas

de esas calles e iglesias triunfales

y mi gusto las dulces tortitas.

 

En el centro la virgen nos mira

desde el cerro de hermosos rosales

(ambos sitios mantienen la altura)

hasta el cerro de los chapulines.

 

Donde yacen astrales pirámides,

me dirijo a una gruta sagrada,

con respeto a los sabios rituales,

a aquel dios agradezco la ofrenda.

 

En aquel litoral de Quiroga,

el olor de las fondas me llama.

El color de los peces me otorga

una vista de enredos sin calma.

 

Huelo el fresco follaje del verde

en un suelo con luz tapatía.

Cuando ya se aproxima la tarde,

la ciudad nos regala armonía.

 

Las calientes regiones del norte

han sembrado rosales divinos

con dulzura celeste en el porte

y caderas y lujos internos.

 

Por la noche percibo el ambiente

de ese suave soplar de los trinos

mientras miro ese azul reluciente

en los ábsides de arduos adornos.

 

Veo lobitos que nadan en aguas

de neblinas californïanas,

esas aves surcando las olas

y sus cantos de voces livianas.

 

Y contemplo unas mil maravillas

en la tierra de tintes diversos;

no me basta escribir mil letrillas

a una tierra de albores extensos.