William Irving Howard Lopez

\\\\\\\"Amigo\\\\\\\".

 

 

Apenas  nos insinúas tu presencia

y ya contamos con la certeza

de tu mano extendida al auxilio.

Tu incuestionable proximidad, se avizora

en la  bullanguera bandada de pájaros

que fresca y luminosa

se derrama de tus labios

dibujando al viento

tu gigantez de madre y esposa,

amiga y amante del sol y la luna,

que por designio divino

contemplan el rítmico compás

de tus pasos rumbo

al sonriente horizonte que complacido

te espera en una banqueta

a las puertas del paraíso.

Los dulces signos que te anticipan,

enaltecen tu fraternal solidaridad percibida 

en tu remanso de  lealtad que desvanece

las inquietudes de la faena pendiente,

en el ánimo ante la aflicción mortificante

o en la alegría contagiosa frente

al desaliento y la pesadumbre degradante.

Cuando al fin arribas a nosotros,

la cosecha de tus promesas ha sido concluida

y nuestras almas yacen apacibles

en la seguridad sin límites que florece

de tu sempiterna generosidad

a prueba de todo tiempo y caminos.