Andrés Castillo

Dos lágrimas

La mujer que más he amado
ha dejado de quererme.
Ayer hurgué dentro de ella
buscando extinguir los silencios,
las caricias esquivas.
De pronto brotaron de sus ojos,
de su piel de bronce,
el decir sin voz
que anunciaba un adiós.
Ayer la mujer que más he amado
ha dejado de quererme.
Ahí, temblando de miedo
a la soledad,
las dos torres gemelas de mis ojos
que tanto la vieron,
se desplomaron silentes
sin poder soportar
el peso fugaz
de dos lágrimas.