OBDULIA LORENA

ACOLMIZTLI (león fuerte)

 

Por las llanuras Peruanas, donde se extiende la belleza y la majestuosidad de sus valles, sus aguas cristalinas, sus rocas inamovibles y del esplendor de su raza, nació de un soplo de dioses la ventisca llamado Telpuch (joven) tan hermoso y encantador como la cordillera Canican (aquí estoy) a la cual él valoraba como su madre pues hacia de ella su morada ya que lo acogía en el regazo de su fortaleza, Telpuch hálito de amor que inicio como un juego de niños al que su inocencia y espíritu armonizaban y deleitaban al tata (papá) Sol, junto a sus hermanos naturaleza formaban su familia a la cual llamaba calli (casa), los amaba por ser la unificación de su existencia y la razón de su consistencia, eran tan parte de ellos… como aquellos de él; era feliz pues tenia razón de serlo y así pasaba el tiempo, y con el las estaciones del año… una a una:


Primavera con la candidez de todo lo nuevo del verdecer al campo, y la alegría de los colores y lo sublime de todo lo naciente.


Verano con su sol ardiente y juguetón, el candor de las aguas que se transforman en termales y con sus caídas aventureras atreves de las rocas rompiéndose en brisa placentera.


Otoño estación donde las hojas se ríen viajando al compas del viento llanero, pues solo el sabe con picardía el destino de las morenitas… ¡Ay! Alfombra estacionera q inspiraras la bella melodía de las hojas muertas.


Invierno todo se ha estacionado, esta durmiendo, solo el color de la pureza prevalece, si, ha muerto el colorido, pero aguardando un mañana donde todo será nuevo, pero no desconocido.


Y justamente fue avanzando el ciclo para Telpuch para todos era el hermano viento a quien respetaban por su inmenso amor naciente de  un corazón aliente, aunque se dude que el céfiro tenga espíritu él lo tenia, tan valeroso, gallardo y fuerte como un león, que cosa imposible y necesaria podría haber para su naturaleza prendada que el no contemplara y complaciera, su hermano sol son su saludo cotidiano al amanecer de cada día, la hermana luna habitante de un cielo bañado de un tic tac de chispitas plateadas, ella la encargada de velar los sueños hasta el crepúsculo, hermana montaña tan estable y fuerte que ni las tempestades mas  majestuosas movían, hermana lluvia, nube, prado, en fin a todo amaba…en especial a ella, Xóchitl (flor) la mas pequeña y dulce de su especie, a quien en su ir y venir la besaba el rocío de la brisa y ella embelesada en el canto del susurro del viento lo llamaba  Acolmiztli (león fuerte) eso era él , un Acolmiztli que mas podía pedir…nada mas.


Pero un día en el caminar cotidiano, allá, detrás de la montaña en el prado de las amapolas, vio a dos mortales que atrajeron su atención, encausado por la curiosidad acercase a ellos, escondido detrás de la roca se motivo a observar, ellos de genero distinto, contemplaban hasta donde sus ojos les permitía, el pretendía la mano de ella mientras acariciaba su mejilla, ella se hundía en su mirar articulando de sus labios hermosas palabras tan dulces y tiernas como ella misma, unieronse apasionados sus labios en un beso mientras sentían la caricia de la ventisca tan refrescante que apaciguaba el calor delirante de aquel momento, sin sospechar que era Acolmiztli preguntándose, ¿Qué sentimiento era aquel?, donde al obsequio de caricias y besos, habían entrelazado sus cuerpos sin mas vestimenta que su desnudez,  unisonar de te amo, unidos como uno solo…así que, se retiro quedamente, y con el asombro en el pensamiento, al  no poder permanecer con la duda, se dirigió con Tlatoani (emperador de la naturaleza):


Dime Tlatoani-pregunto Acolmiztli- ¿Cómo se llama eso que los humanos profesan, siendo ellos de genero distinto uniendo su ser en uno solo y parecen ser felices?


-¡Oh! Mi pequeño xocoyote  (el mas pequeño de los hijos) lo que has visto de géneros distintos son un hombre y una mujer, y lo que profesan se llama amor.


-¿Amor? –Se dijo pensativo-y dime ¿Puedo algún día sentir eso llamado amor?


-No-contesto el tlatoani-Este sentimiento es único de mortales, solo ellos pueden amar y en base de este sentir dan seguimiento a su raza, a su especie, cuentan los viejos escritos cánticos, que el amor rige de principios de la existencia, es algo único, inexplicable e incomparable, donde el regocijo del alma, el espíritu y la sangre reposan en el sentir del corazón de dos mortales donde no existe mas que la comunión, la conjunción del sentir, tocar y acariciar, elevar su otro yo en un plano existencial, donde solo existen ellos dos…ahí donde no hay nada mas que amor.


-Respondió maravillado el alado viento-Como desearía experimentar ese sentimiento, dejaría todo, hasta el beneficio de ser inmortal, no me importaría vivir tan solo unas horas…con solo amar y ser amado…gozar ese sentimiento que es mas grande q el sol, la luna, la llanura y que tu mismo  Tlatoani, así que, concédeme el deseo de ser mortal.


-Telpuch-mi joven viento, ¿Sabes q estas pidiendo? Tendrías que morir para volver a nacer en un vientre de una mujer, a la que llamaras madre, todo lo tuyo se quedaría aquí, jamás volverías a la cordillera Cani Can, tu hermana Xochitl  ni el juguetear travieso de las hojas de otoño, dejarías de sentir la melodía transparente y fría del invierno, dejarías a los tuyos, a quien llamas Calli (casa) y  no mas los susurrar cánticos del Cuzco…no mas.


-No importa Tlatoani-dame la gracia de ser mortal, renacer en el vientre de la mujer que llamare madre y un día conocer lo que llaman amor, conociendo lo que en él encierra sin importar que mi vida sea corta, pero conocer la felicidad.

-Muy bien Acolmiztli-“Que así sea, esta misma noche dejaras de existir con la luz del alba, con la fragancia del amanecer te habrás extinguido”.


Y así fue… Telpuch quien un día nació para convertirse en un Acolmiztli sintió que su existencia desaparecer con las primeras gotitas del rocío del alba.

Pero… ¿A dónde fue?, a donde su deseo lo guio…allá en un vientre surgió como el germinar de la semilla con tendencia a barón formándose bajo la constelación del león aguardando el tiempo de la primera luz, sin imaginar que su destino será marcado por su nombre, un hombre protegido a la sombra del signo leo de espíritu fuerte como el viento…Acolmiztli por derecho propio,  corazón de león majestuoso. Quien murió para renacer en el mejor hombre encaminado a la gracia de concebir la virtud que solo el humano puede ostentar…EL AMOR.