Denise Arredondo

Noches tristes sin ti

 

Tengo un recuerdo nuestro que ya es muy lejano, todavía tengo sensaciones de tus dedos sobre mi piel, tengo algunas marcas de tus suaves besos y estos meses han sido días de infinitas nostalgias, de noches tristes sin ti.
No es un caso de resignación, solo es entender que hay una vida después de ti, aunque solo la sienta como una inminente forma de dejar de existir.
Pasan los días y solo me pregunto, qué es lo que existirá después de vos y yo, si existirán otros labios, otras manos, otros caminos, si florecera otro amor en mi corazón, aunque yo creo que no.
Solo son preguntas, cuestiones de alguien perdido, porque es así, sin vos estoy perdido. Sin vos todos mis caminos desaparecen, todo pierde el color, todo pierde su divina forma de ser.
Es que vos consumiste absolutamente todas mis ganas de sentir por alguien más, porque todo lo que tenía dentro de mi corazón lo aposté por ti, lo aposté a tus besos, a tu piel, a tu perfume que ahora será mi alivio en cada respirar, en cada amanecer.
Encontraste una forma sencilla pero dolorosa,  para desahuciar lo que tenía de amor, lo que había dentro de mi corazón.
Te olvidaste que los primeros días serían calvarios para la parte que a mi me toca vivir, porque son días de intensos recuerdos, de intensas memorias que con el tiempo jugaré a encontrarlas en equipajes sin desarmar.
Esta bien que vos y yo terminemos el camino acá, porque a veces ya no vale la pena intentar, nos desgastamos por intentar ser lo que en un pasado era tan fácil de encontrar, y ahora mismo nos encontramos desgastados para seguir dando cuerda a algo que ya no puede funcionar.
Pero aunque en mis días cotidianos ya tu risa no exista más, te veré todos los días porque me quedan mil recuerdos por rememorar.
Y acá estamos nosotros dos, otra vez, en un tres de abril, en mi memoria, donde tus labios con delicadeza tocaban por primera vez todo mi ser. Y acá estoy otra vez, bebiendo lo que queda de mi café, para servirme nuevamente y recordar lo que éramos antes de llegar a envejecer.
                            -Denise Arredondo