ALVARO J. MARQUEZ

FRENTE AL ESPEJO

Juré que más no te recordaría
y de voluntad hice un derroche,
no extrañarte por las noches,
no llorarte por el día.

Pero un fiel compañero,
siempre leal compañía,
resultó ¡quién lo diría!
un vil traicionero.

Un espejito algo pequeño,
conocedor de mis verdades,
reflector de mis realidades,
plasmador de mis sueños.

De tal modo que cuando juraba
no extrañarte más a lo lejos,
mi imagen en el espejo
más que nunca te extrañaba.

Cuando en otra mujer ponía
mis ojos para olvidarte
y su nombre repetía y repetía,
el espejo hacía su parte;
cuando más trataba de borrarte
era tu rostro el que veía.

Y cuando me llenaba de orgullo
porque mi amiga de turno era bella,
en una foto veía el rostro de ella
y en el espejo sólo el tuyo.

Cuando ella me entregaba
la luz de una sonrisa fugaz,
en el espejo ¿qué más?
¡era tu sol el que brillaba!

Y el colmo de esta situación loca,
porque en locura se trastoca,
fue cuando hace unos días
la besé y me sorprendía
que en el espejo aparecía
¡con tus labios en mi boca!