Julio Noel

Bajo la apacible sombra de aquel arrayán

Bajo la apacible sombra de aquel arrayán,

mientras inhalábamos con fruición su aroma,

me juraste y perjuraste de veras o en broma

palabras de amor eterno que en mí vibrarán

 

por siempre, ¡oh cruel seductora!, mas no serán

palabras sinceras de la cándida paloma,

que surca el aire y entre los álamos asoma

para posarse en las manos que la acogerán.

 

Tus pérfidas palabras jamás fueron sinceras,

puesto que con fingida apariencia amorosa

hirieron mi corazón con la saeta del amor

 

y se apresuraron en mostrar mañas arteras

para transformar la flor dulce y primorosa

en amargo cáliz de sufrimiento y dolor.

 

Canciones de amor.