Santiago Miranda

Desde que el hombre es perro

 

 

Y el fuego: un nombre
Cuya el deseo logra arder
La carne habitable
Del mundo - susceptible
En la distancia y el retorno
De su imagen parpadeante

Desde que el hombre es perro
La construcción ambivalente
De un pozo y su torre; el sueño
De un símbolo que logrará unir
Al fin el principio como el término
En un círculo insalvable

Desde que el hombre es perro
Tirano de sí; deseo tras deseo
Y el sentido; un salto en otro
Vacío para siempre postergado
En el mundo desmontable
Encadenado a la producción
Contra el miedo de su propio vacío

Desde que el perro es hombre
Y el colmillo vago ha mordido
El sueño entornado de lo real
Habría que volver al agua; no al cielo
Al mito donde habrá de acabarnos
Esta obra cuya función consiste
En un sucio juego de la comedia al drama