Enrique Obregon

Ciudad universitaria

.

Mira el ánimo que ya se estanca 

bajo una mañana más, en falso.

Mira el ansia viva y este vértigo

que asesinan el día, bajo el zapato.

 

 Son mil pasos menos uno

los que aquejan el silencio a sus espaldas.

 mil pasos, tan solo uno menos

y el ansia muere a tientas, aplazada.

 

 Miramos al fin y nos miramos

en el día de más y la indistinta cara,

 se engaña al tiempo con el futuro

que pasó en el instante que ignorabas.

 

 Después de todo la jornada es quien

se extravía al candor de aquel vistazo,

y es por el incipiente bullicio del concreto

por donde el aliento se acalla, anegado.

 

Sólo quedará este rincón desierto,

una plaza de algún cielo extraño,

un cielo ajeno a todo consuelo

  y tal vez a todo encanto.