FELINA

CRISTO EN EL MADERO

He mirado tu faz adolorida,

tus ojos marchitos y profundos,

tus labios resecos y angustiados

sudoroso cargando hacia el calvario

 

En el cuello la marca de la soga

que ha segado la luz en primavera

El divino Jesús desfallecido

con su cuerpo de púrpura teñido

 

Horrenda la ifamia cometida

con el hijo de Dios omnipotente,

como huella infalible de un delito

la sentencia implantada por los jueces

 

Con los pies llagados y descalzos

sube Jesús hacia el madero

estan listos los mazos y los fierros,

que harán estremecer su cuerpo entero

 

Despojado de sus ropas y desnudo

es presentado en el humilladero,

la corona, las espinas y la caña

son insignias que acompañan

a cristo en el madero

 

Una gota de sudor hay en su frente,

confundida con la sangre nazarena,

la punta de la lanza, tan doliente

que traspasa su alma de inocente

 

Se desangra la vida por la herida

que le abriera el  filo tan hiriente.

Ruge el mar, la ola se levanta, sopla el viento

enfurecido el mismo cielo,

teñido en arrebol de rojo y fuego

 se cubre de luto el firmamento

 

La ira de un Dios se hace presente;

cruza el rayo de oriente a occidente,

de un solo tajo se partió la vida…

se oye el trueno, el mundo se estremece.

 

Las tienieblas y las sombras permanecen

cubriendo el sol, la luna y las estrellas,

sólo brilla el lucero fulgurante

con su estela de luz pálida y bella.

 

A tus pies yo vengo a ofrendarte

estas rosas manchadas con tu sangre,

estas blancas azucenas como el alba,

saturadas con perfume de tu aliento