Moisés Sánchez

Ni de ella ni de mi

¿Serias capaz de explicar esa sensación de extrañar a alguien a quien nunca poseíste?
¿Cómo podría yo, un simple mortal entonces, ser lo suficientemente hábil para hacerlo?

Ni toda la audacia de Neruda ni el ingenio de Cortázar bastarían para explicar cuando tu esencia se apropia de mí alma y tu piel morena me inspira...
Justo como ahora.
Es extraño que después de tanto tiempo yo vuelva a las andadas, quizá jamás deje de lado el sendero de escribir pero si de la poesía, quizá algún día la retome y viva, aún, una osadía en mi lo suficientemente indomable como para entregarte esta carta. Una carta prohibida de hecho. Insisto, ¿Cómo le haré yo para desprenderme de un recuerdo que, a pesar de que nunca existió, es hermoso?
De pronto recuerdo es muy intenso, tengo una mejor palabra: deseo. Si, te deseo de una forma sensual, ojo que dije sensual, no sexual. Para los cínicos la vida se trataba de eso, de vivir el placer del arte, de la comida, de las despreocupaciones (por eso al pasar los milenios un cínico es alguien que ignora cualquier cosa fuera de sí) y por ende, de un momento idóneo. Desde que te conocí tu has sido mi momento menos idóneo y no, no me contradigo, me explico: tanto que le he reprochado a la vida, el porqué no te conocí antes, juro que si te conocía en Enero, esta misiva tendría otro tema, y por consecuencia el fin puro de conquistarte pero no, yo quiero hacerte ver que me atraes enormemente, sin embargo, no puedo hacer nada al respecto salvo quitarme la espinita de decírtelo. Siempre supe que no fuiste, eres o serás una simple emoción y me di cuenta aún más cuando escribía esto, cuando te pienso y te recuerdo, cuando veía tus ojos acaramelarse en una puesta de sol o tu siempre cautivante sonrisa,
¿Qué? ¿No la crees así? Pues mira, si de algo sirve me cautivaste a mi.
Ojalá después de leído esto no pierda la oportunidad de poder saludarte, el milagro de verte y la dicha de escucharte.
No quiero que por liberar mi alma, se extravíe en el espacio que quedaría si de mi te alejaras por mí atrevimiento.
Solo guarda esto como un secreto nunca dicho, porque después de darte este papel, mi boca no volverá a mencionar más nada. Por mi bien, no lo hará.

Espero estés bien y encuentres lo que siempre hayas buscado,
y si nunca buscaste nada, al menos,
te permitas dejarte encontrar.