Bolívar Delgado Arce

EMOCIÓN VESPERAL

Hay tardes en las que uno desearía

embarcarse y partir sin rumbo cierto,

y, silenciosamente, de algún puerto,

irse alejando mientras muere el día.

 

Emprender una larga travesía

y perderse después en un desierto

y misterioso mar, no descubierto

por ningún navegante todavía.

 

Aunque uno sepa que hasta los remotos

confines de los piélagos ignotos

le seguirá el cortejo de sus penas.

 

Y que, al desvanecerse el espejismo

desde las glaucas ondas del abismo,

le tentarán las últimas sirenas.

 


              Ernesto Noboa y Caamaño

                                    (1889-1927)