Mauro Enrique Lopez Z.

Tú distancia y la mía

De tu casa a la mía sólo dos
cuadras había, yo te envitaba y tú
como buscabas escusas o te hacías
la desentendida, como sufría por
tú ausencia, ahora la pena es
alegría, vienes a mí a que te ame, es
tarde porque tengo una que tan
sólo le digo: estoy un poco enfermo!,
acude sea en la noche o en el día, sin
escusas como tú lo hacías, no seas
necia que no supistes valorar mi
amor sincero, ahora sufre las
consecuencias, y dices que yo
soy el culpable de tu melancolía.