Julio Noel

Una tórrida y ardiente mañana de estío

Una tórrida y ardiente mañana de estío

deambulaba situbundo y vagaroso

entre el verde follaje de un soto nemoroso

que descollaba en un paraje al lado del río.

 

Una suave aura se deslizó por el plantío

haciendo mi errabundo vagar tan delicioso,

que para sentirme completamente dichoso

tan sólo precisaba tenerte al lado mío.

 

En medio del apacible y silente boscaje,

descubrí el placentero frescor de una fontana

y a una náyade que sus cabellos de oro

 

peinaba absorta en tan idílico paraje.

Cuando quise ver su cara teñida de grana,

se desvaneció ante mí como un meteoro.

 

Canciones de amor.