Leomaria Mendes

¿Quién dijo viejo?

Me dicen;

-¡Eres viejo!

No los escucharé…

Como una nota solitaria, sigo al compás de mi intuición, amiga fiel que como batuta me guía en sinfonía de vivir, y lo vivo.

Mis pies se apresuran en caminos de aventura.

Al caminar por las viejas calles centrales, escucho una canción. Preciosa canción.

Sin resistirme, como una abeja que persigue la miel. Con el corazón envuelto en baile, voy al encuentro de aquel maravilloso sonido.

Se trataba de un grupo de jazz callejero, donde había una señorita color café canela preciosa, con un tono de voz, que atravesaba las paredes de mis prejuicios, y me lance a bailar.

Baile, baile, baile y volví a bailar…

Era un hombre feliz, sin importarme qué tipo de público me aplaudiría o me criticaría.

Para mi sorpresa, aquella preciosa hembra de sonrisa cálida, se lanzó a bailar conmigo.

La calle se transformó en una sala de baile, singular.

Esta noche de verdad, dormiría como un bebe lleno de sueños y recuerdos a recordar al desayuno.

No podría parar de chasquear los dedos, aun bailando en pensamientos.

¿Viejo yo?

No.

Viejo son los que han dejado de soñar y vivir.