Sebafel

A Jesús durante mi angustia

La angustia de vivir,

esta angustia que llevo dentro y fuera

no me abandona ni me deja,

se vuelve más violenta,

ni sé de donde viene

ni sé hacia donde va.

 

Quiere que yo reniegue,

que deje atrás mi todo, mi presente,

mi pasado, mi haber y poseer.

Quiere que me destruya, quiere que me de muerte.

 

Pero tú y yo, ¡oh Jesús!,

largos caminos hemos recorrido,

heridos por el peso de la culpa,

y airosos hemos sido vencedores

de cuanto mal nos puso el enemigo.

 

Y hemos sufrido el cruel madero y cruz

de la ignominia y la desidia humana

para volver a ser de nuevo desde el fuego

lo que habíamos sido desde el agua.

 

Por eso no te dejaré. Porque hemos caminado

juntos no soltaré tu mano.

Me aferraré a la cruz palpitando esperanza

y sé que no seré jamás defraudado

 

En ti pongo mi fe. No te abandonaré.

Por tu gran compasión, por tu inmensa bondad

transfigura mi angustia haciéndome instrumento

de tu dulzura y de tu paz