Over Mendoza

PENUMBRA EN CHARCO

La luna esta callada y el silencio se regocija en mi ventana

Las estrellas son lentejuelas baratas, maltrechas sobre una tela de gala

Lo azul que hay en lo negro del cielo es agua cristalina vertida en veneno

 

Ahora estoy sin aura, sin fuego y todo es su culpa

La larga tristeza es la corteza infinita, de un árbol en la penumbra que se marchita

junto a su propia sombra, que se pudra si me nombra.

 

Que me nombre, pues mi nombre es el silencio que hace cuando me piensa

¿Y qué hace cuando me piensa? ¿Qué piensa? Si me piensa

Siento como el mundo me abandona, las voces del interior se van volviendo eco

Un eco tan profundo y tan lejano que solo se escuchan gotas cayendo sobre un pozo

Gotas como de una llave abierta.

 

Un profuso pozo de oscura agua envenenada

Que más allá de un montón de estrellas opacas y diminutas

Mustias y antiguas, no reflejan nada, solo penumbra.

Su voz, no es agua,

es viento, su aliento alma,

un hálito púrpura/violáceo que le tiñe los ojos de gata y mata las plagas fecundas en mi Egipto carente de vida,

en el desierto de mi cuerpo llano, simple, grave, esdrújulo, árido, cadáver de estampidas, arena y polvo, tiempo y abandono

 

Y entonces amanece detrás de la montaña, mi padre se levanta Tendré que apresurarme en terminar de asesinarme puesto que si entra y me sorprende despierto, trabajando por mi sueño voy a decepcionarle. Y no hay nada más triste que sea tan temprano luego que fue tan tarde No hay más nada, más que voces y una profunda devoción hacia el llanto y el hambre.