Raul Gonzaga

¿Por qué, Señor, desperté?

 

Te cobijé entre mis brazos,
Surqué tu piel con mis besos
Y quemé tu bello cuerpo
Con el fuego de mis manos;

Me recosté enamorado
Para reunirme en silencio,
Incontrolable deseo,
Con tan valioso regalo;

Sentía tu aliento divino,
Paradisíaco Edén,
Un oasis muy tranquilo

Que se tornó en acre hiel
Cuando consciente y perdido
Vi que un sueño sólo fue…