Alejandrina

La tinaja

 

La tinaja

Triste, besando la noria,
está la antigua tinaja;
llena de pobres alhajas,
tiene tristeza de novia.
Ahora todo la agobia:
el racimo de la nube,
esa lágrima que sube
a la frente de la menta.
Todo lo que el viento cuenta
cuando pasa en sus querubes.

 

En sus tiempos de chiquilla 
como una rosa de greda, 
se llenaba de la seda 
de aromáticas semillas, 
de mantecas amarillas, 
o trigo acuñado en oro, 
como un bendito tesoro 
guardadito pa´l invierno, 
también de membrillos tiernos; 
como este que me devoro.

 

El vino en sus dulces sones
bailó feliz en su vientre 
inquieto cual fuera un diantre
alegrando a los patrones 
y a toditos los peones. 
¡Ay!.. qué linda eras chiquilla
en el tiempo de las trillas,
llevando chicha harinada 
pa’ servir con empanadas,
echadita en las gavillas.

 

Parece que aún resonara 
la vihuela de algún huaso 
al fondo de tu regazo. 
Caracola dulce y clara, 
si parece que soñaras 
bajo la pálida luna, 
como sueña aquella cuna 
de los nidos en invierno, 
cuando el día se hace eterno, 
lleno de frío y de bruma.

 

Pero ves, tinaja mía, 
al final de nuestra vida 
la soledad nos convida 
a sufrir esta agonía,
nos llenamos de lejanía 
como parpadeo de astros; 
aquel que deja su rastro 
como la niebla su velo,
entre los ojos del cielo
entre los verdes pinastros.

 

¡Oh corazón de mi infancia!
panal que todo lo encierra, 
lo más puro de la tierra;
de mi madre su fragancia
cuando amasó tu sustancia,
con sus lágrimas, con amor,
como amasa aquella flor 
sus pétalos en el alba.
Tú eres mi paz y mi calma
cuando me abraza el dolor.

 

Alejandrina.