kevin jaramillo

MI VIDA EN UN MINUTO.

 

 

¿Ustedes creen que la vida siempre puede seguir igual?, tal vez los cambios a los que estamos expuestos pueden ser bastante drásticos, pero suele ocurrir que para algunos, estos cambios no son bruscos, pero para otros los subterfugios son tan inmensos que no pueden salir de ellos por más que lo intentan, y de verdad que lo intentan, hay de todo en este mundo, pero no podemos delimitarnos a decir que viviremos felices para siempre, yo alguna vez creí en todo esto, de verdad lo creía, pensaba que mi vida no podría experimentar estos cambios que no son propios de una vida: enfermedades, accidentes, abandonos, peleas. Jamás había conocido esto en mi vida, o al menos eso pensaba.

   Mi niñez fue como un sueño: aventuras, conjeturas, todo lo que es básico en la vida diaria, que de seguro a ustedes también les ocurrió, mis padres eran felices, trabajan bastante, pero en sus ratos libres eran bastante atentos con nosotros, mis hermanos y yo, nos gustaba hacer travesuras y molestar a los vecinos, eso nos unió bastante bien, pero también nos llevó a problemas que en nuestra inocencia llegamos a creer que nunca se solucionarían. 

Pero dejemos atrás los pensamientos o las reflexiones, debería contar los hechos, esos sucesos por los que todos están escuchándome ahora mismos. Tal vez les guste o tal vez no, pero les recuerdo que no hago esto con el fin de entretenerlos o molestarlos.

¡Eh!... me cuesta contarlo, lo sé, todo esto sucedió tan rápido que desde ya puedo advertirles que mi relato no será tan efectivo ni minucioso.

    En la tarde del 13 de agosto del 2013, como siempre salimos a jugar Basquetbol a la esquina y mi hermano llegaba retrasado (otra vez) , como para alertarlo los silbidos no se hacían esperar, y al ver que no apresuraba su llegada, me enviaron casi obligado a investigar que ocurría, llegue al pórtico y escuche pequeños ruidos como de martilleo que venían del cuarto de mi hermano, mis padres no estaban, así que sabía que no podrían ser ellos, entonces entré y encontré a mi hermano boca abajo, frio y pálido, me apresure a levantarlo, - ¡Carlos! ¡Carlos! -  grité desesperadamente.

una saliva blanca se escapaba de su boca.

Lo arrastre por todo el pasillo tratando de sacarlo a la calle, - ¡AYUDA! ¡AYUDA! – Grite.

 

(DÍAS DESPUES)    

 

Los días que pasamos en el hospital fueron extenuantes, mi madre recorría el pasillo una y otra vez, mi padre sentado junto a mí, solo se limitaba a pensar en cómo cubriría los gastos, yo por otro lado sentía algo en el pecho, como si algo se había estancado en mi tórax y tráquea, no me sentía mal ni bien , me limitaba a pensar en todo lo que ocurría, solo pensaba en los años felices que sabía que jamás regresarían.

De pronto mi madre apresuro su pulso (aún más).

-Doctor, ¿qué ocurre? ¿cómo está mi hijo? - su corazón saltaba y su ruido era evidente.

Mi padre se levantó he insistía en saber que ocurrió con su hijo, yo por mi parte permanecía sentado y ese \"algo\" que sentía, se hizo más y más agudo, por un momento pensé que se saldría como una enorme explosión que todos escucharían.

-Aún no lo sabemos- dijo el doctor.

-Su condición es crítica, se golpeó la cabeza-.

 

     Las horas pasaban y me había olvidado del problema por unos minutos, veía a toda esa gente que salía y entraba de la sala de espera, unos felices, otros tristes, pero de pronto, alguien salió con la misma mirada de mi madre, eso me perturbo un poco, sabía que era algo malo, pero traté de deducir si de alguna manera se trataba de algo mucho más inoportuno, entonces me perdí en pensamientos, en millones de pensamientos.

 

   

 

 Los días pasaron muy lentos, yo tuve que regresar a la escuela pronto, pero no logre ponerme de acuerdo con las clases, mi hermano había despertado, pero aún se sentía muy mal, mi madre estaba más distante cada vez, tenía largas conversaciones con mi padre, yo no entendía porque,

al parecer algo ocurría en mi familia, algo muy importante.

 Después de una semana mi hermano se encontraba mucho mejor, pronto podría regresar a casa,

pero mi madre seguía distinta y bastante triste. Cuando mi hermano regresó a casa todos estaban felices, aunque el doctor nos había dicho que la epilepsia podría aparecer en cualquier momento, pero con unas píldoras se rebajaría las posibilidades de las convulsiones y serían menos abruptas que la primera vez.

-Como va la escuela Luis- pronuncio Carlos.

-Todo está bien, el profesor de literatura sigue con sus cosas de libros y no entiendo muy bien- le dije un poco fastidiado.

-Es normal, a ti nunca se te ha dado bien la literatura- me dijo Carlos mientras prendía la televisión.

- Es muy aburrido- le dije acostándome a ver la televisión.

Sentí un gran alivio estar con mi hermano de nuevo.

En la tarde, como siempre, salí a practicar basquetbol, era una tarde fría y húmeda, pero de igual forma nos divertimos tanto que la tarde se perdió en algunos minutos, luego de terminar el entrenamiento estábamos muy cansados, recuerdo que Fabio, el burlón del grupo, se llenaba la boca diciendo cuan sofocado estaba, y que le llegaban recuerdos de su primera vez, nos sentamos a platicar sobre el colegio y la chicas que creíamos que eran lindas, suena gracioso ahora, jamás podre olvidar esos momentos. Entonces recordé que tenía mucha tarea, fui hasta mi casa bastante rápido, a lo lejos vi que una ambulancia se estacionaba cerca del pórtico de mi casa, fui corriendo, mi padre lloraba y  mi hermano no estaba por ningún lado, yo estaba frio, detenido en el tiempo. ¿Qué ocurría?

Miraba a mi alrededor y todo era confuso, todo esto paso en solo unos minutos, sacaron un cuerpo cubierto con una sábana.

- ¿Papá que ocurre? - Le dije.

- ¡Tu mamá Luis, tu mamá! – Lloraba desconsoladamente.

Era mi madre, le había dado un ataque cardiaco. Eso era, ese era el gran misterio, mi madre había sufrido del corazón hace algunos meses atrás, la condición de mi hermano la había obligado a callar por el bien de todos.

Y ahora, estoy aquí a un día de graduarme, feliz, la vida se ha puesto por fin del lado correcto, muchas cosas han cambiado, pero ese es la parte mágica de la vida. No trato de que sea un relato de autosuperación ni nada parecido, pero les digo que no se engañen con lo que ahora ocurre, todo puede cambiar en un segundo.

¿Eso es todo lo que quiere saber sobre mí? Señor entrevistador.