Margarita García Alonso

Nadie quiere morir sin foto en la Web

 

El oscuro pensamiento francés

redondea mi panza

cuando doy en cuartos

y poso

en fotos que cavan

mi sepultura.

 

Ser jefa de casa

me crucifica

en la duplicidad.

 

No hay bicho más poderoso

que el nacido de la muerte/vida

cuando preocupa el techo,

la factura sin pagar

   la comida

   la inutilidad.

 

Nivelando Neverland en la puerta,

Novelando Neverland en la red social.

 

En el fondo del cielo

cuelgan fetos destrozados,

con mucho talento

conformarán otro humano

junto a mezquitas,

sinagogas, santuarios

en papel maché.

 

Los animales tienen ojos

en el cuerpo, esperan

al asesino que cae

en un descuido

sobre la sed.

 

No queda nada,

el malparido vende cremas y

pensamientos mágicos,

el de la leontina rebusca

el musgo y conserva

la semilla de opio

tan negra como su alma.

Otro trastea la chaquetilla,

insiste en el gesto

de los hombres que han

sufrido persecución.

 

Nadie quiere morir

sin foto en la Web,

con ligereza de estilo

perforan la intimidad,

vocalizan culebrillas,

protestan como moluscos

que limpian cristales

de PC noche y día,

noche noche movediza

en continentes

donde no entra mi alfombra

 

ahora mismo partiría

a trabajar de escriba

 

pero soy tan paria

como la ahorcadita

que se cuelga en el muro,

 

himeneo un abandono,

cuando viso la punta del zapato,

y con el hocico zozobro

en la espesura del éxtasis

 

subo foto, subo mediocridad

perfecta sombra de invierno

que necesita redoble de tambores,

fanfarria de humanidad.

 

 

del Breviario de margaritas, 2013